Gustavo Báez Tr.
El marketing estratégico se caracteriza por identificar las necesidades
actuales y futuras de los consumidores, localizar nuevos mercados,
identificar segmentos o nichos de mercado potenciales, así como valorar el
interés de los consumidores. Todo con el fin de orientar a la empresa en
su búsqueda de sobresalir o destacarse en un mercado altamente competitivo como
en el que nos encontramos.
Una término que se ha venido acuñando desde hace varias años en el
marketing estratégico es la conceptualización o una
expresión más detallada es la “conceptualización de productos”. Inicialmente esta descripción agrupaba lo que conocemos como la
gestión del producto, un cúmulo de acciones que buscan destacar las
características del producto de alguna manera, teniendo como premisa el ser
percibido por los consumidores como único. Su diseño, marca, empaque, etiqueta,
características diferenciales y hasta servicios complementarios del producto
hacen parte de dicha gestión.
Crear y desarrollar productos o servicios que nazcan con la marca del
triunfo es más que un proceso, es la verdadera esencia inicial del marketing
estratégico. Los productos en el mercado no son solamente impulsados por
una necesidad, y la posterior compra. El verdadero objetivo es hacer,
ver y sentir a los productos y servicios como alternativas seductoras,
atrayentes e irremplazables a los ojos de los consumidores.
Conceptualizar un producto (CDP), es entonces concebirlo, gestarlo y
convertirlo como un sujeto único, individual, con estructura, unidad, hasta que
proyecte lo más posible un “concepto” tan claro y contundente que cualquier
persona pueda reconocerlo, identificarlo, recordarlo y lo mejor diferenciarlo
de los demás, de manera sencilla y rápida. Estableciendo con los consumidores una fuerte y perdurable
relación.
Pasando de los anteriores temas es necesario tener en cuenta que en el
trabajo de la CDP, se deben aplicar un conjunto de
técnicas específicas, las cuales se ha especializado tanto que actualmente se
nos facilita llegar a información complementaria sin mayores dificultades.
Es necesario iniciar con un buen nombre, como decía Joan Costa “lo que no
tiene nombre no existe”, “El nombre es el primer signo de identidad” y
complementando este comentario, si el nombre no es único, se diluirá en la
mente del consumidor. El
naming, son las técnicas para la creación del nombre de la marca, éste
requiere un proceso de creación que le dará la primera identidad al producto y
que lo diferenciará de los demás.
El Branding se ha formado como una disciplina que nació de
la necesidad manejar y desarrollar conceptos estratégicos que fuesen más
perdurables que las propias campañas de comunicación. Corresponde a lo que se
ha denominado hoy como la arquitectura de marca, básica en la comunicación
estratégica y que busca definir el producto desde una perspectiva fácilmente
distinguible en el mercado. El
Branding consiste en desarrollar y mantener el conjunto de
atributos y valores de una marca, de tal
manera que sean coherentes, distintivos, apropiados, susceptibles de ser
protegidos legalmente y atractivos para los consumidores. Crear una marca
consiste en establecer una plataforma, que es la base invisible para la
identidad de todo producto a largo plazo y se constituirá en su fuente esencial
de energía.
Al ser un producto tangible su empaque o envase será la única forma de
contacto directo entre el producto y su consumidor. Éste deberá transmitir la
imagen deseada, convertirse es un instrumento de los productos para su venta directa
y cumplir con las características apropiadas de uso, almacenaje, conservación, entre
otros. El empaque permitirá la identificación y la diferenciación en una
oferta posiblemente cada vez más amplia. Este tema está reunido en la técnica
llamada packaging.
Uno de los aspectos más relevantes y de mayor estudio, es el definir el posicionamiento comercial
(positioning). Concepto que al ser establecido podrá llegar a la mente de los
consumidores abriendo un espacio perdurable y memorable. Creando su recordación y posible evocación al
momento de la decisión de compra, generando lo que es conocido como el
posicionamiento real.
El posicionamiento no es más que otorgar al producto su esencia, o en otras
palabras, un concepto básico de ventas que lo diferenciará de las alternativas
competitivas y que de manera racional o emocional, puede ser llevado a una
frase de posicionamiento.
Algunas veces se debe analizar la posibilidad de dotar a la marca con
algunas dimensiones que le caractericen como: La palabra de marca, el vocero de
marca, el personaje de la marca o el objeto de la marca.
Esa cuidadosa construcción hará que la marca tome características que le
darán su individualidad. Obteniendo así una posición clara en el mercado
y frente a la competencia. GBTr
Gustavo Báez Tr.
El marketing estratégico se caracteriza por identificar las necesidades
actuales y futuras de los consumidores, localizar nuevos mercados,
identificar segmentos o nichos de mercado potenciales, así como valorar el
interés de los consumidores. Todo con el fin de orientar a la empresa en
su búsqueda de sobresalir o destacarse en un mercado altamente competitivo como
en el que nos encontramos.
Una término que se ha venido acuñando desde hace varias años en el
marketing estratégico es la conceptualización o una
expresión más detallada es la “conceptualización de productos”. Inicialmente esta descripción agrupaba lo que conocemos como la
gestión del producto, un cúmulo de acciones que buscan destacar las
características del producto de alguna manera, teniendo como premisa el ser
percibido por los consumidores como único. Su diseño, marca, empaque, etiqueta,
características diferenciales y hasta servicios complementarios del producto
hacen parte de dicha gestión.
Crear y desarrollar productos o servicios que nazcan con la marca del
triunfo es más que un proceso, es la verdadera esencia inicial del marketing
estratégico. Los productos en el mercado no son solamente impulsados por
una necesidad, y la posterior compra. El verdadero objetivo es hacer,
ver y sentir a los productos y servicios como alternativas seductoras,
atrayentes e irremplazables a los ojos de los consumidores.
Conceptualizar un producto (CDP), es entonces concebirlo, gestarlo y
convertirlo como un sujeto único, individual, con estructura, unidad, hasta que
proyecte lo más posible un “concepto” tan claro y contundente que cualquier
persona pueda reconocerlo, identificarlo, recordarlo y lo mejor diferenciarlo
de los demás, de manera sencilla y rápida. Estableciendo con los consumidores una fuerte y perdurable
relación.
Pasando de los anteriores temas es necesario tener en cuenta que en el
trabajo de la CDP, se deben aplicar un conjunto de
técnicas específicas, las cuales se ha especializado tanto que actualmente se
nos facilita llegar a información complementaria sin mayores dificultades.
Es necesario iniciar con un buen nombre, como decía Joan Costa “lo que no
tiene nombre no existe”, “El nombre es el primer signo de identidad” y
complementando este comentario, si el nombre no es único, se diluirá en la
mente del consumidor. El
naming, son las técnicas para la creación del nombre de la marca, éste
requiere un proceso de creación que le dará la primera identidad al producto y
que lo diferenciará de los demás.
El Branding se ha formado como una disciplina que nació de
la necesidad manejar y desarrollar conceptos estratégicos que fuesen más
perdurables que las propias campañas de comunicación. Corresponde a lo que se
ha denominado hoy como la arquitectura de marca, básica en la comunicación
estratégica y que busca definir el producto desde una perspectiva fácilmente
distinguible en el mercado. El
Branding consiste en desarrollar y mantener el conjunto de
atributos y valores de una marca, de tal
manera que sean coherentes, distintivos, apropiados, susceptibles de ser
protegidos legalmente y atractivos para los consumidores. Crear una marca
consiste en establecer una plataforma, que es la base invisible para la
identidad de todo producto a largo plazo y se constituirá en su fuente esencial
de energía.
Al ser un producto tangible su empaque o envase será la única forma de
contacto directo entre el producto y su consumidor. Éste deberá transmitir la
imagen deseada, convertirse es un instrumento de los productos para su venta directa
y cumplir con las características apropiadas de uso, almacenaje, conservación, entre
otros. El empaque permitirá la identificación y la diferenciación en una
oferta posiblemente cada vez más amplia. Este tema está reunido en la técnica
llamada packaging.
Uno de los aspectos más relevantes y de mayor estudio, es el definir el posicionamiento comercial
(positioning). Concepto que al ser establecido podrá llegar a la mente de los
consumidores abriendo un espacio perdurable y memorable. Creando su recordación y posible evocación al
momento de la decisión de compra, generando lo que es conocido como el
posicionamiento real.
El posicionamiento no es más que otorgar al producto su esencia, o en otras
palabras, un concepto básico de ventas que lo diferenciará de las alternativas
competitivas y que de manera racional o emocional, puede ser llevado a una
frase de posicionamiento.
Algunas veces se debe analizar la posibilidad de dotar a la marca con
algunas dimensiones que le caractericen como: La palabra de marca, el vocero de
marca, el personaje de la marca o el objeto de la marca.
Esa cuidadosa construcción hará que la marca tome características que le
darán su individualidad. Obteniendo así una posición clara en el mercado
y frente a la competencia. GBTr